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Un día cualquiera dos personas que se aman deciden unir sus vidas para vivir en pareja con objetivos compartidos, algunos explícitos otros supuestos. Pero de pronto, las cosas comienzan a cambiar; lo que al comienzo parecía un cuento de hadas con la promesa de una felicidad inquebrantable hasta el fin de sus días, ahora parece una tragedia con un inminente desenlace de rompimiento.
Los nuevos compromisos y expectativas, las dificultades económicas, los procesos de cambio en cada uno de los miembros de la pareja, el acceso a nuevos entornos sociales, la llegada de los hijos y la habituación, entre muchos otros factores, plantean nuevos desafíos a la vida en pareja. ¿Qué hacer? Salvar la relación cambiando las interacciones negativas de ambos miembros, renovando los compromisos, mejorando la comunicación y revaluando los objetivos u optar por una separación no tan dolorosa que proteja a los hijos si los hay y que permita una pronta y sana recuperación de cada uno para rehacer la vida.